jueves, 17 de enero de 2019

Abreu: Maestro, visionario y humano



La oficina sigue intacta. En la pared enmarca afiches de conciertos, muchos de ellos con fecha de hace más de diez años. También, el típico tabloide referente a “Tocar y Luchar”, el documental que en 2003 el destacado cineasta Alberto Arvelo produjo sobre El Sistema, la gran obra del Maestro: José Antonio Abreu.

POR: CAROL ÁLVAREZ


En su despacho, continúan los reconocimientos, diplomas, galardones y placas que recibió por su incomparable trayectoria. Aunque lleva dos años sin visitar el lugar, regresa con sentimientos encontrados, menguado pero con media sonrisa. Se le ve enfermo. Muy enfermo.

Los últimos meses ha estado escondido de la palestra pública. Ya no va a los conciertos ni se pasea por los ensayos de las grandes orquestas como solía hacerlo. Los rumores de que se encuentra imposibilitado se hacen cada vez más fuertes en las filas de El Sistema. Y aunque todos intuyen que le queda poco tiempo en el plano terrenal, muchos prefieren hacerse de la vista gorda y afirmar: el Maestro está muy bien de salud. Aun sintiendo el cosquilleo de que algo estaba pasando.

Ya no habla de la misma forma; su tempo pasó de Moderato Espressivo a un Largo, manteniendo su mezzopiano. Cada vez las palabras se hacen más difíciles de sacar de su boca. Está cansado. Poco más de 40 años al frente de una organización de tal magnitud no debe ser fácil. Pese a todo y sin duda alguna, sigue intacto el espíritu paternal; ese Abreu que aconseja, que guía, que te toma del hombro y te dice ¡sí se puede!

Los mismos lentes de siempre. Sin cambiar su estilo, Abreu se reencuentra con su oficina por tantos años y con la prensa para conversar sobre el pasado, el presente y el futuro de su gran proyecto.

- ¡Todo sigue igualito! No han movido ni siquiera las partituras. Aunque si mal no recuerdo aquí dejé la 2da Sinfonía de Mahler.

- ¿Le respetan mucho, cierto?

- ¡Sí! ¡Muchísimo!. Siempre que estuve aquí me venían a visitar y yo con mucho gusto prestaba mis 
partituras y enseñaba con ellas con la condición de que las devuelvan, claro. Pero me parece increíble que desde que no estoy no hayan movido casi nada del despacho - comentó asombrado desde la torre oeste de Parque Central, a pocos metros del Museo de los Niños. Se respira paz y tranquilidad que los violines, violas, cellos y contrabajos matizan con sus melodías barrocas desde el salón de ensayos.

-
¿Y cuánto tiempo tiene que no viene por acá?

- Mucho menos de lo que la gente cree. Me encantaría estar todos los días todo el día. Pero uno llega a cierta edad en la que no se puede hacer mucho y lo mejor a veces es estar en casa. Desde allá estoy pendiente de todo lo que pasa con El Sistema. Además, tengo a la mejor delegada y mano derecha, mi hermana. Sin ella no estuviera tan tranquilo. Y un equipo directivo de primera.

- Hablando de El Sistema, cómo surgió la idea de crear un programa de educación y formación musical que se convirtió en uno de los pioneros y ejemplo a nivel internacional

- Fíjate que siempre estuve vinculado con la música. Pasé mi infancia y adolescencia estudiando piano, órgano y clavecín con inigualables maestros; Moisés Moleiro, Evencio Castellanos, Vicente Emilio Sojo y muchos más. En ese contexto donde me reúno con grandes íconos de la música y mientras iba creciendo, me permití dar clases, que es una de las cosas que más me llenan de satisfacción en la vida. Enseñar es mi pasión y por qué no ayudar al desarrollo humanístico y social de mi país.

- Disculpe el atrevimiento, pero los rumores dicen que El Sistema era un proyecto que usted tenía con un socio amigo suyo, y que, por discrepancias usted se llevó todo el crédito. Dicen que no fue idea suya, pues. ¿Es ese rumor cierto?

- El Sistema no nació de la noche a la mañana. Fue producto de mucho tiempo invertido en análisis de viabilidad y visión. El proyecto no nació con un millón de músicos como lo es ahora. Se trataba de un núcleo donde finalizando el año 74 fundé junto al virtuosísimo violinista Frank Di Polo, Ulyses Ascanio, Sofía Mühlbauer, Edgar Aponte y otros colegas. Así inició el proyecto, de la mano de otros músicos quienes me ayudaron a implementar el método innovador de enseñanza musical como principal vía para el mejoramiento social del país. Digamos que la idea fue mía, pero sin la ayuda de estos colegas no hubiese sido posible.

- El Sistema es una organización que depende del Estado venezolano. En los últimos tres años y pese a fuerte crisis que enfrenta el país, los músicos se sienten desmotivados debido a la poca o nula inversión que el gobierno realiza en pro de la cultura. Esto se ve reflejado en la escasez de giras nacionales e internacionales de las orquestas, por ejemplo. ¿Está El Sistema en crisis también?

- Sí claro. Creo que no escapamos de la realidad. Este proyecto siempre formó parte del Estado. Y como una vez, hace al menos treinta años, se lo comenté en entrevista a Sofía Ímber, es muy difícil que el Estado liquide instituciones que le hacen un inmenso bien al proceso cultural de la región y del mundo. Creo que hace falta mayor atención y darle prioridad a lo que merece prioridad. Sin embargo, El Sistema no se detiene.

- Pero fue el Estado venezolano quien disparó al violista Armando Cañizáles en las protestas de mayo de 2017. ¿Fue esta pérdida un piano súbito para El Sistema?, es decir, ¿Fue la muerte de Armando el talón de Aquiles en el abandono de muchos músicos en las filas de las orquestas?

- Sí, sin dudas un trago amargo. Una persona estuvo en el momento menos indicado. Como siempre lo he dejado saber, fui político pero actualmente no militante. Es muy difícil tocar estos temas; sin embargo, El Sistema ha pasado por decenas de gobernantes y a todos se les pide lo mismo, dejar hacer música. Es lamentable que muchos niños se estén saliendo de las filas. Pero estoy seguro que eso es producto de otros factores externos a la música.

- ¿Cómo ve a El Sistema dentro de 10 años?

- El Sistema en 10 años con la cifra duplicada, con el favor de Dios. 

- ¿Y Cómo quiere que lo recuerden a usted?

- Como una persona trabajadora, como siempre lo fui. Pero sobre todo, apasionado por el arte.


Entrevista imaginaria. diciembre 2018. 

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